miércoles, 11 de noviembre de 2015

Adicción del celular

La adicción al celular es, para muchos, la enfermedad del siglo XXI. Tanto que, según los expertos, el miedo a estar sin el teléfono se puede diagnosticar ya como un trastorno para una gran parte de la población, sin que los afectados sean conscientes de ello.

Aunque pueda parecer exagerado, numerosos investigadores ya están alertando de que hay muchas personas con celular que están sufriendo problemas físicos y psicológicos como ansiedad, palpitaciones y sudores cuando olvidan el móvil en casa, su tarjeta de prepago se queda a cero, se quedan sin cobertura o sin batería.

De la misma forma que se produce en otro tipo de adicciones, el uso del móvil se convierte en adicción cuando pasa a ser una conducta repetitiva y que nos produce placer. Se ha venido a llamar “Telefonitis”  y es un impulso que no se puede controlar de usar el teléfono una y otra vez durante el día o la noche.

Por primera vez, se empieza hablar de que las nuevas tecnologías han  pasado a formar parte de las denominadas adicciones psicológicas o adicciones sin drogas.

Cómo se genera la adicción al móvil


Para que una persona se haga adicta, solo basta con que sea una persona que tenga problemas afectivos, con dificultades para hablar con los demás, o que esté en una época difícil de su vida, como es el caso de la Adolescencia en la que se es especialmente vulnerable a los múltiples reclamos que invaden la publicidad y que, en muchas ocasiones, no son verdad, como por ejemplo, que es moda adelgazar, atarse a los videojuegos, comprar productos y productos sin fin y, cómo no!, Tener cuanto antes el último modelo de Móvil

Todo ello hará que un gran número de personas caerán víctimas de la dependencia móvil y, por tanto se convertirá en  adicto.  Y después, la adicción hará que la persona se desvíe de su entorno familiar, de sus amigos, llegando a un gran sufrimiento emocional.

Los adolescentes, los grandes protagonistas


Una población especialmente afectada por esta adicción son los Adolescentes. La idea de “ocio y tiempo libre” parece ir ligada al teléfono móvil y parece impensable que un adolescente no disponga de este objeto.

La Adolescencia es un gran momento de cambio (Ya habréis notado algo, Verdad?!): surgen ahora muchas dudas: ¿quién soy? ¿Qué voy a ser de mayor? ¿por qué me pasan todos estos cambios físicos? ¿Por qué me parece que mis padres a veces no me entienden? No me gusta mi cuerpo y me van a rechazar porque estoy gordito o soy bajito, ¿cómo puedo cambiarlo? ¿Por qué no soy tan molón como mi amigo Pepe? y, encima, mis padres no tienen tiempo para ocuparse de mi....

Es una época en la que los puntos de referencia cambian, es muy normal que se empiece a producir distanciamiento y falta de comunicación con los padres: “...ya no voy a papá a pedir ayuda, mejor se la pido a mi amiguete que sabe más...” y cuando tenéis una duda, posiblemente no se elija la mejor fuente de información para aclararla
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Y toda esta confusión en este momento de la vida de cada uno de nosotros, hace que los adolescentes seáis el objetivo de las grandes empresas de publicidad para intentar convenceros de todos sus mensajes. Algunos son buenos, pero otros muchos solo responden a sus propios intereses económicos. Y ya sabemos que ni siquiera para los adultos es fácil diferenciarlos.

Riesgos de la adicción


Además cada edad tiene sus propios riesgos. Los principales inconvenientes de los chicos son generados por los juegos y el cyberbullying. En la adolescencia crece la dependencia de las redes sociales. En los adultos, se suman la pornografía y el casino virtual.

En los últimos años, dos servicios en auge aportaron su grano de arena. En primer lugar los smartphones hacen que el acceso Internet esté permanentemente disponible. A toda hora y en todo lugar, el mundo está a un clic de distancia. Uno de los trastornos más recientes es el de los crackberries, personas que revisan cerca de 400 veces por día sus mensajes en el celular. El otro factor lo representan las redes sociales, que posibilitan el intercambio instantáneo de mensajes.

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