La adicción al celular es, para muchos, la enfermedad del siglo XXI. Tanto que, según los expertos, el miedo a estar sin el teléfono se puede diagnosticar ya como un trastorno para una gran parte de la población, sin que los afectados sean conscientes de ello.
Aunque pueda parecer exagerado, numerosos investigadores ya
están alertando de que hay muchas personas con celular que están sufriendo
problemas físicos y psicológicos como ansiedad, palpitaciones y sudores cuando
olvidan el móvil en casa, su tarjeta de prepago se queda a cero, se quedan sin
cobertura o sin batería.
De la misma forma que se produce en otro tipo de adicciones,
el uso del móvil se convierte en adicción cuando pasa a ser una conducta
repetitiva y que nos produce placer. Se ha venido a llamar “Telefonitis” y es un impulso que no se puede controlar de
usar el teléfono una y otra vez durante el día o la noche.
Por primera vez, se empieza hablar de que las nuevas
tecnologías han pasado a formar parte de
las denominadas adicciones psicológicas o adicciones sin drogas.
Cómo se genera la adicción al móvil
Para que una persona se haga adicta, solo basta con que sea
una persona que tenga problemas afectivos, con dificultades para hablar con los
demás, o que esté en una época difícil de su vida, como es el caso de la
Adolescencia en la que se es especialmente vulnerable a los múltiples reclamos
que invaden la publicidad y que, en muchas ocasiones, no son verdad, como
por ejemplo, que es moda adelgazar, atarse a los videojuegos, comprar productos
y productos sin fin y, cómo no!, Tener cuanto antes el último modelo de
Móvil
Todo ello hará que un gran número de personas caerán
víctimas de la dependencia móvil y, por tanto se convertirá en adicto.
Y después, la adicción hará que la persona se desvíe de su entorno
familiar, de sus amigos, llegando a un gran sufrimiento emocional.
Los adolescentes, los grandes protagonistas
Una población especialmente afectada por esta adicción son
los Adolescentes. La idea de “ocio y tiempo libre” parece ir ligada al teléfono
móvil y parece impensable que un adolescente no disponga de este objeto.
La Adolescencia es un gran momento de cambio (Ya habréis
notado algo, Verdad?!): surgen ahora muchas dudas: ¿quién soy? ¿Qué voy a ser
de mayor? ¿por qué me pasan todos estos cambios físicos? ¿Por qué me parece que
mis padres a veces no me entienden? No me gusta mi cuerpo y me van a rechazar
porque estoy gordito o soy bajito, ¿cómo puedo cambiarlo? ¿Por qué no soy tan
molón como mi amigo Pepe? y, encima, mis padres no tienen tiempo para ocuparse
de mi....
Es una época en la que los puntos de referencia cambian, es
muy normal que se empiece a producir distanciamiento y falta de comunicación
con los padres: “...ya no voy a papá a pedir ayuda, mejor se la pido a mi
amiguete que sabe más...” y cuando tenéis una duda, posiblemente no se elija la
mejor fuente de información para aclararla
.
Y toda esta confusión en este momento de la vida de cada uno
de nosotros, hace que los adolescentes seáis el objetivo de las grandes
empresas de publicidad para intentar convenceros de todos sus mensajes. Algunos
son buenos, pero otros muchos solo responden a sus propios intereses
económicos. Y ya sabemos que ni siquiera para los adultos es fácil
diferenciarlos.
Riesgos de la adicción
Además cada edad tiene sus
propios riesgos. Los principales inconvenientes de los chicos son generados por
los juegos y
el cyberbullying. En la adolescencia crece la dependencia de las redes sociales. En los
adultos, se suman la pornografía y el casino virtual.
En los
últimos años, dos servicios en auge aportaron su grano de arena. En primer
lugar los smartphones hacen
que el acceso Internet esté permanentemente disponible. A toda hora y en todo
lugar, el mundo está a un clic de distancia. Uno de los trastornos más
recientes es el de los crackberries, personas que revisan cerca de 400 veces por
día sus mensajes en el celular. El otro factor lo representan las redes
sociales, que posibilitan el intercambio instantáneo de mensajes.